1. Preparación de la piel

Lo más importante para que un maquillaje quede perfecto, a pesar de que se pueda pensar que es el precio de los productos, es tener una piel cuidada. Esto implica ser constante con las exfoliaciones, las mascarillas y lo que sea que cada una utilice para ello (podéis ver cómo me cuido yo la piel aquí). Aunque en principio seamos perezosas para esto, si nos creamos una rutina en función de nuestros horarios, cada día se nos hará más fácil ponerla en practica hasta el punto de que forme parte de nuestra vida cotidiana.

A la hora de maquillarnos hay uno de estos cuidados básicos que hay que repetir aunque ya lo hayamos hecho en algún momento del día, hidratar el rostro. Esto hará que la base de maquillaje quede más asentada en el rostro, que no se cuartee y dure más tiempo.

Lo normal es que después de este paso se aplique la base de maquillaje, pero hay algo que se puede hacer antes: aplicar una prebase. Las hay con siliconas para unificar la piel y hacer que dure más el maquillaje, de color verde para anular las rojeces, iluminadoras...os dejo un ejemplo de cada tipo en el orden de mención:

En función del tipo de prebase que utilicemos obtendremos un resultado u otro. Yo concretamente tengo la primera y la uso para las noches que sé que se van a alargar mucho, pero me parece también muy interesante la verde, ya que tengo zonas de rojeces alrededor de la nariz y la última para dar un aspecto resplandeciente en un look nocturno.

Pues ya estamos preparadas para empezar con el maquillaje, vamos a ello...